BIANCA

 Vivía en una ciudad grande, tan grande que nadie notaba su presencia, esto le agradaba hasta cierto punto, jamás la habían asaltado, jamás había tenido un accidente, cada tarde después de salir del trabajo se compraba una rebanada de pizza o una taza de té y se sentaba en la misma banca del mismo parque, lo había hecho así por 5 años.

Ahora mismo sentía que su vida transcurría muy rápido, cómo diablos habían pasado 5 años ya, en el mismo trabajo, con la misma rutina? No estaba mal, pero eran ya 5 años, todo este tiempo que se había sentido bien de ser independiente, ahora parecía un poco solitaria, pero tenía la compañía de sus amigos, visitaba la casa de sus padres con regularidad, les llevaba comida o algún regalo, sobre todo a sus sobrinos, a menudo recordaba todos los momentos felices en esa casa, prácticamente toda su vida vivió ahí, pero llegó el momento de salir y de formar un hogar propio, poco a poco lo estaba logrando.

Ya se aproximaba mayo y sabía que pronto llovería todas las tardes, por lo tanto no podría sentarse a leer al aire libre como de costumbre, añoraría esos días, sin embargo podría sentarse en la ventana de la cafetería y leer, mirando la lluvia caer afuera, viendo el tráfico y la gente corriendo para cubrirse de la lluvia, mientras ella disfrutaba de su café y de su lectura.

Un día sentada en la ventana de su apartamento, se puso a imaginar la vida de la gente que pasaba por la calle, cómo sería su casa? Su familia? Qué cosas les gustaban o cuales les parecían desagradables, así pasaba el tiempo los sábados cuando se aburría, notaba la forma en que iban vestidos, su manera de caminar, sus gestos en particular.

El fin de semana terminaba volvía a la rutina del día a día, levantarse a las 6, bañarse, vestirse, tomar el desayuno, mirarse al espejo antes de salir.

Llegaba al trabajo, saludaba a los compañeros, se ponía al día, llegaba la hora del almuerzo, platicaba, de nuevo se sentaba frente al escritorio a trabajar, llegaba la hora de la comida y finalmente salía rumbo a comprar su café.

A sí transcurrió otro año más, hasta que lo conoció, se enamoró de su físico al instante, él no era muy atractivo, pero tenía un magnetismo muy fuerte, sus miradas se encontraron, pero ella siguiendo las tácticas femeninas, no sonrió, sólo lo miró y apartó la mirada, el notó eso y prefirió evitarla también, el salió de la cafetería ella lo vio salir, pero no hizo nada, no fue tras de él, no le habló, ni siquiera le preguntó a la cajera si era un cliente habitual, simplemente permaneció sentada, volvió a su libro y en un par de días se olvidó de él...

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